sábado, 14 de noviembre de 2015

Preocupante

Con la impaciencia tan característica de los aficionados venezolanos, con la ansiedad como guía de vida, una de las voces más oídas en estos días habla del fracaso de la selección nacional al comando de Noel Sanvicente, y de la necesidad de que el hombre se vaya y dé paso a un técnico extranjero.

 Las caídas ante Paraguay, Brasil y ahora Bolivia han llamado a la alarma, como si vencer a paraguayos y brasileños fuese poca cosa, y por eso se han desatado los vientos fatalistas y los malos presagios. Pocos se han tomado las derrotas con la calma que se requiere en un Premundial de 18 partidos, sin pensar que alguna victoria podría meter a la vinotinto en el pelotón; y los malos pensamientos, aquellos que llaman a la lluvia negra de truenos y centellas, tomarían las vacaciones. Es poco lo recorrido, es mucho lo que hay por recorrer, y el tiempo dictará los pasos a dar...

¿Tendría la gente la misma actitud si llegara un técnico importado? ¿Rechazarían el trabajo de Dunga, por mencionar a quien estuvo a un tris de venir al país, si es el equipo a su cargo el que pierde dos partidos seguidos? ¿Estarían dispuestos a lanzarlo por el abismo de los desahuciados por verlo caer ante Paraguay y Brasil? No tenemos la pretensión de defender a Sanvicente porque es pana de los panas, o por la elemental razón de que es venezolano. No es eso. Se trata de querer poner las cosas en su santo lugar, y de recordar que selecciones de fuste, como Argentina y Brasil, han  tenido negros momentos, de pasarse varios partidos sin conseguir nada. Entonces, vienen las preguntas: ¿desbordarán los capítulos ante Ecuador los límites de la paciencia nacional? ¿Será ese el momento de tomar grandes decisiones? ¿Y si los resultados son a media agua, digamos, dos empates que prolonguen la agonía de las dudas? Por ahora, dejen quieto a Noel Sanvicente; denle un respiro a su vida, y esperen el juegos por venir. Entonces podremos volver a hablar...

Richard Páez, por estos días en Chile en ocasión del Mundial sub-17, ha seguido al milímetro los trabajos de las selecciones, principalmente las  europeas, y ha percibido las profundas diferencias entre sus métodos y concepciones de entrenamiento y juego, y los que por aquí aún imperan. Dice Páez, en tono de reflexión, que habrá que fijarse en ellos, que habrá que viajar a Europa para tratar de que el fútbol venezolano se acerque al Primer Mundo. Por aquí se lucha, se deja la piel en procura de alcanzar lo inalcanzable, pero no basta. El fútbol de hoy es amor y entrega, madurez y certezas, pero también ciencia y tecnología.

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